viernes, 23 de noviembre de 2012

Relatos Sobre Chapas



Chapas y decibelios

 

Hay dos cosas que me apasionan, aunque sólo una me conquista; las antipatías de mis vecinos. Estas pasiones son, de un lado, la que deja a mis vecinos indiferentes, salvo cuando les arranca alguna sonrisa o los escandaliza con uno u otro mensaje: las chapas.

La Marcha de Iron Maiden

 

La otra es la que no gusta a los que duermen cerca de mi casa: la música. Toda. Lo mismo salto y tarareo a gritos la Marcha Radetzky, palmeando como una foca ante una sardina, que lloro como una damisela ante un tema del más puro género heavy metal. Y eso, mis vecinos lo llevan muy mal…

El caso es que he decidido, de un tiempo a esta parte, mezclar ambos gustos, y cada día llevo la chapa con el nombre y logo de un grupo diferente: ayer mismo, salía a la calle adornado por una insignia de The Police… Cuántas veces habré desentonado su Englishman in New York. Hoy, por ejemplo, me sentía más contestatario, con que me he puesto, sobre una cazadora de cuero, la de Sex Pistols… Anarchy!

Plásticos y tribus

 

Las chapas, lo he escrito más de una vez, identifican y describen al portador. De este modo, quien no es como yo, quien escucha un solo tipo de música, algo que suele asociarse a tribus urbanas, tiene fácil aportar a su vestimenta un elemento integrador en su grupo y diferenciador con respecto a otros.

Son muchos los grupos musicales que han decidido imprimir su nombre y logotipo en chapas, de modo que, al menos como excusa para iniciar una conversación, son un fenomenal instrumento…


No hay comentarios:

Publicar un comentario