Chapas y profesiones
Hoy me ha venido a la cabeza el recuerdo di mi graduación.
No tanto por la licenciatura, que cada día sirve para menos, cuanto por los
compañeros, a algunos de los cuales sí he vuelto a ver y otros, la mayoría, a
los que la vida ha llevado por derroteros un tanto diferentes. Del mismo modo,
se ha venido a la cabeza un detalle, nimio, como todos los detalles importantes.
Se trata de que un profesor lucía en la solapa de su traje
un pin con forma de pluma. La
insignia que simboliza la segunda profesión en antigüedad del mundo, aunque,
sin duda, la más bonita con la que nadie puede soñar: el periodismo. Y ese
recuerdo me ha traído, de regalo, una idea:
Visto que los tiempos no están como para comprarnos un pin
de plata para ocasiones en las que queramos mostrarnos orgullosos de nuestra profesión; visto que hay que ahorrar por si
los tiempos vienen aun peores y las vacas adelgazan más (¿Más?), vamos a editar
una versión algo más asequible de la insignia.
Cada profesión con su chapa
Por muy poco dinero, una chapa personalizada puede diferenciar a los diferentes profesionales. De este modo, el periodista puede lucir
la ya mencionada pluma; el médico su vara de Esculapio; o el abogado su Búho
(haría una broma en tanto en cuanto los abogados y Harry Potter comparten
mascota, pero mejor me la callo, por si las demandas legales).
Estas insignias, al fin y al cabo impresas, permiten renovar la imagen de cada una de las
carreras, modernizándola si viene al caso y, sea como sea, abaratando sus
costes. Cualquiera que posea una máquina de fabricar chapas tiene también un
guante lanzado en este escrito.
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